La dinámica en la relación entre el cliente y la marca no es la misma que en tiempos pre-digitales.
Antes bastaba con atender cuestiones de precio, calidad de servicio o resultados, teniendo siempre presente los factores del macro ambiente como influyentes pero no determinantes.
Sin embargo, el consumidor de nuestros días ha cambiado, y en ello han contribuido de manera decisiva los nuevos medios, que han facilitado al cliente el acceso a información sobre las marcas de distintas fuentes, con lo que la imagen de la marca ya no depende tanto de un modelo de comunicación unidireccional, y en algunas ocasiones, lo que circula en las redes sobre nuestra marca puede no ser tan positivo como quisiéramos.
La exposición de las marcas al escrutinio público ha empezado a dar forma a un consumidor éticamente responsable, por lo que los departamentos de inteligencia de marketing de las empresas deberían, si es que aún no lo hacen, darle la prioridad necesaria al tipo de información que circula sobre nuestra marca.
En el mercado local, ya estamos viendo cómo esta tendencia va en aumento con el tema de la televisión basura, y cómo la sociedad organizada hace menos atractiva la inversión en estos espacios.
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